El sábado 18 de
febrero dentro del ciclo de salidas naturalistas de Ecologistas en Acción se
realizó la excursión a la Salada Grande de Chiprana que se encuentra en la
comarca del Bajo Aragón-Caspe.
Esta salada posee
varios tipos de protección medioambiental: Reserva Natural dentro de los
espacios naturales protegidos, Lugar de importancia comunitaria (LIC) dentro de
la Red Natura 2000, Punto de interés geológico y Complejo lagunar dentro de
Humedales singulares para las aves acuáticas del convenio RAMSAR.
Con esta carta de
presentación, el madrugón, el fresco matutino y el viaje desde Huesca no
quitaron las ganas de dar un paseo por uno de los enclaves naturales curiosos
de Aragón.
La mañana comenzó
con un buen almuerzo para tomar fuerzas en el parque de San Marcos. De allí y
tras cruzar por un puente las vías férreas llegamos hasta un mirador que nos
ofrece una buena vista sobre la Reserva Natural Dirigida de la Salada Grande de
Chiprana, punto principal de nuestra visita.
Allí hacemos una
primera toma introductoria y paisajística del entorno con la ayuda del forestal
de la zona que nos proporciona buena información y de primera mano de lo que
podemos ver y hacer en el entorno.
Seguimos el paseo
en torno al humedal y las dos siguientes paradas son en dos miradores
acondicionados para la observación de la avifauna sin necesidad de molestarles.
Las especies que
pudimos observar durante nuestra estancia a lo largo de la mañana con el catalejo
y prismáticos fueron un largo listado de aves y algún mamífero como liebres y
musarañas:
Aguilucho lagunero
(Circus aeruginosus)
Tarro blanco (Tadorna
tadorna)
Abubilla (Upupa
epops)
Una bandada de una
veintena de grullas (Grus grus)
Gaviota patiamarilla
(Larus michahellis)
Cuervos (Corvus
corax)
Carricero tordal (Acrocephalus
arundinaceus)
Chorlitejo chico (Charadrius
dubius)
Aguila real (Aquila chrysaetos)
Petirrojo (Erithacus rubecula)
Avefría (Vanellus
vanellus)
Lavandera blanca (Motacilla
alba)
Continuamos la ruta
circular a la laguna pasando por paneles interpretativos, campos de labor y
paleocanales (antiguos cauces fluviales ya desaparecidos) contemplando las
bonitas playas de arena blanca debido a las costras de sal que precipita en la
desecación de sus aguas. También observamos la curiosa coloración de las aguas
debido a las algas y a los tapetes microbianos que crecen en el interior de la
laguna.
Al terminar la
vuelta y volver al punto de partida, volvimos a comer al mismo sitio donde
habíamos almorzado con un solete y un buen día digno de época primaveral y
disfrutando de esos rayos de sol reconfortante a la cara.
Paradita en el
pueblo de Chiprana a tomar el cafecito y apoyar la economía local y seguimos
rumbo a la laguna de Candasnos, punto obligado de observación de aves acuáticas
y segundo año consecutivo que acudíamos a visitarla.
Las especies aquí
observadas en el hide (mirador acondicionado) fueron:
Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus)
Focha común (Fulica
atra)
Garza real (Ardea
cinerea)
Pato colorado (Netta
rufina)
Pato cuchara (Anas
clypeata)
Porrón común (Aythya
ferina)
Porrón moñudo (Aythya
fuligula)
Zampullín chico (Tachybaptus
ruficollis)
Cormorán grande (Phalacrocorax
carbo)
Ánade azulón (Anas
platyrhynchos)
Silbón europeo (Anas
penelope)
Garceta común (Egretta
garzetta)
Y el sol ya no dio
para más, pero el viaje de vuelta a Huesca fue un recordatorio de todas las
emocionantes aventuras que habíamos vivido durante el día, risas y buenos
momentos que realmente son los que luego se te quedan.
En resumen, buenas sensaciones y gratos ratos de disfrute ambiental y
en buena compañía. Hasta la siguiente que será pronto en la Sierra de
Alcubierre.
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